martes, 9 de junio de 2009

Pretendía la perfecta simbiosis



Pretendía la perfecta simbiosis.
Lo era, era perfecta.
Bacteria de estómago
de parásito elegiste ocupar la forma,
pandemia de vida.
Tu voluntad era la nuestra.
Siempre en eso consistía
excepto
cuando mis intenciones se interponen
en nuestras
o más bien tus
ocurrencias.

Cuando ese eco sin nombre
vino a visitarme un día
tú estabas haciendo otras cosas
así que te pilló por sorpresa
y resultó que ya te habías ido.
No obstante el racimo de la uva
en vino nuevamente se transformó
y mi voluntad fue
una vez más, un poco
menos,
como es costumbre.

Esta vez hiciste igualmente
lo que querías
y yo, no hice
nada
anulada en la balanza
entre el rechazo a complacerte
y la afirmación de mí misma.

Ninguno quién eres advertía
embaucadora
que la hiedra entre las manos
sujetas
y la hiedra al muro
a su vez
se aferra
y la hiedra
eres tú.
Hiedra trepadora.

Sin aparente sorpresa
observas
la balanza que muestra
en un lado
lo esperado
en el otro
lo posible
y al final
lo innecesario.

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